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Vete y proclama lo siguiente a oídos de Jerusalén:

Esto dice el Señor:
Recuerdo el cariño de tu juventud,
el amor que me tenías de prometida:
seguías mis pasos por el desierto,
por tierra donde nadie siembra.
Israel estaba consagrado al Señor,
era el fruto primero de su cosecha;
quienes comían de él,
sufrían las consecuencias,
el castigo se cernía sobre ellos
—oráculo del Señor—.

Pleito con el pueblo y los profetas

Escuchen la palabra del Señor, casa de Jacob,
familias todas de la casa de Israel.

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